Como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo; respondió Juan a todos, diciendo: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego».
Sucedió que cuando todo el pueblo estaba bautizándose, bautizado también Jesús y puesto en oración, se abrió el cielo, y bajó sobre Él el Espíritu Santo en forma corporal, como una paloma; y vino una voz del cielo: «Tú eres mi hijo; el Amado, en ti me he complacido».
«La mesa de todos» © Autorización de Buena Prensa
«Taizé instrumental II» © Autorización de Atheliers et Press de Taizé
Señor, conduce mi vida al Viento del Espíritu
que sopla en todas partes,
libre y haciendo libre a otros…
Al Viento del Espíritu
que penetró en Jesús
y lo envió a los pobres…
Al Viento del Espíritu
que barre los miedos, que alimenta las llamas de la justicia y la liberación
y que es el alma del Reino.
Para que seamos el Viento en el Viento,
hermanas y hermanos.
Amén.
(Pedro Casaldáliga)