Jesús puso a sus discípulos esta comparación: «Mirad la higuera y todos los árboles. Cuando ya echan brotes, al verlos, sabéis que el verano ya está cerca. Así también vosotros, cuando veáis que esto sucede, sabed que el Reino de Dios está cerca. Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».
«A todos los pueblos» © Autorización de Provincia Vedruna de Europa
El cielo y la tierra pasarán…
ese problema que tengo hoy,
ese pozo del que creía no poder salir,
esa tristeza que llena mis ojos de lluvia.
El cielo y la tierra pasarán…
ese éxito que hace que me crea de otra pasta,
ese cargo que me hace sentir por encima,
esa imagen en la que me endiosan y encumbran.
Al final, todo pasa.
Sólo queda Dios y su amor,
y el amor, poco o mucho, que hayamos puesto
en cada mirada, en cada abrazo,
en cada palabra, en cada gesto.
Todo pasará…
menos tú, Señor.
El cielo y la tierra pasarán,
pero tu amor nunca pasará…
porque tu amor es nuestra última estación.
(Fermín Negre)