Jesús dijo: «Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno».
«Como un niño» © Difusión libre cortesía de Colegio Mayor José Kentenich
Ven, Jesús, a buscarme,
busca a la oveja perdida.
Ven, pastor.
Deja las noventa y nueve
y busca la que se ha perdido.
Ven hacia mí.
Estoy lejos.
Me amenaza la batida de los lobos.
Búscame,
encuéntrame,
acógeme,
llévame.
Puedes encontrar al que buscas,
tomarlo en brazos
y llevarlo.
Ven y llévame
sobre tus huellas.
Ven Tú mismo.
Habrá liberación en la tierra
y alegría en el cielo.
(san Anselmo)