Jesús dijo a sus discípulos: «Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. Lo que os mando es que os améis los unos a los otros».
«Moments Musicaux» © Usado bajo licencia no comercial Creative Commons
Desde que mi voluntad
está a la vuestra rendida,
conozco yo la medida
de la mayor libertad.
Venid, Señor, y tomad
las riendas de mi albedrío,
de vuestra mano me fío
y a vuestra mano me entrego,
que es poco lo que me niego
si yo soy vuestra y Vos mío.
A fuerza de amor humano
me abrasa el amor divino,
la santidad es camino
que pasa por el hermano.
Me di sin tender la mano
para cobrar el favor;
me di en salud y en dolor
a todos, y de tal suerte
que me ha encontrado la muerte
sin nada más que el amor.
(José Luis Blanco Vega, SJ)