Jesús dijo a sus discípulos: «No os amontonéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y roban. Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben. Porque donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón.
»La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso; pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá!».
«Al otro lado del mar» © Difusión libre cortesía de Ixcís
«Hope» © Usado bajo licencia no comercial Creative Commons
Desnudo y enraizado en Ti, quiero andar, quiero volver a nacer.
Dejar que tu ternura abrace mi fragilidad;
mirarte de frente y mostrarte mi todo.
Intentar reparar las mismas heridas que provoqué…
Mirar mi historia y hacerme cargo de ella;
descubrir qué hacer.
Desnudo y enraizado en Ti,
deseo salir a colorear lo que antes desdibujé.
Volver a encontrar el tesoro, cuidar el de los demás.
Toco mi herida, la redescubro y la suelto para no refugiarme en ella.
Desnudo y enraizado en Ti vuelvo a soltar mi vida.
Abismo de confianza, vértigo de soledades.
Silencio de sonrisas y lágrimas,
austeridad del peregrino y compañero.
Para no seguir repitiendo historias.
Profundas raíces que traman resurrecciones.
Savia que llena y plenifica
ramas y brotes atentos a tardías heladas.
(Marcos Alemán)