Hermanos: En medio de todas nuestras dificultades y tribulaciones, vuestra fe nos ha dado un gran consuelo. El saber que permanecéis fieles al Señor, nos llena ahora de vida. ¿Cómo podremos agradecerle debidamente a Dios el gozo tan grande con que, gracias a vosotros, nos alegramos en el Señor, a quien noche y día le rogamos con toda el alma que nos conceda veros personalmente para completar lo que todavía falta a vuestra fe? Que el mismo Dios, nuestro Padre, y Jesucristo, nuestro Señor, nos conduzcan a vosotros. Que el Señor os llene y os haga rebosar de un amor mutuo y hacia todos los demás, como el que yo os tengo a vosotros, para que él conserve vuestros corazones irreprochables en la santidad ante Dios, nuestro Padre, hasta el día en que venga nuestro Señor Jesús, en compañía de todos sus santos.
«Reconstruction» © Usado bajo licencia no comercial Creative Commons