Jesús hablaba a las personas con imágenes que les ayudaban a entender. Usaba imágenes del campo, de las cosechas, del tiempo… Una de las que más gustaba a la gente era la que tenía que ver con el ganado, porque eso lo entendían todos.
Como un día que les dijo: «¿Sabéis una cosa? Yo soy como un pastor. A mucha gente, cuando ve un rebaño, le parecen iguales todas las ovejas. Pero el pastor distingue a cada una. Además, el pastor habla con una voz que las ovejas ya conocen, y por eso confían en él y lo siguen. Él cuida de ellas. Pues yo cuido por igual de cada persona. Porque a mí, mi Padre Dios me ha encargado cuidar de cada persona. Y el Padre y yo queremos lo mismo. Que todos estén bien».
Señor, cuida de mis padres…
Y dame un corazón grande para amarles.
Cuida de las personas que están enfermas…
Y dame un corazón grande para amarles.
Cuida de aquellos que han salido de su país en busca de una vida mejor…
Y dame un corazón grande para amarles.
Cuida de mis amigos…
Y dame un corazón grande para amarles.
Cuida de los abuelos…
Y dame un corazón grande para amarles.
Cuida de los que están solos en esta vida…
Y dame un corazón grande para amarles.
Cuida de los que dedican su vida a ayudar a otros…
Y dame un corazón grande para amarles.
Y no te olvides de cuidarme a mí.