Bajo el signo de Caín

Así sigue el mundo, bajo el signo de Caín.
Tanto Abel queda enterrado, en los desiertos y los mares en que muchos pierden la vida tratando de alcanzar una tierra prometida que permanece cerrada. En las habitaciones sórdidas donde tantas personas son vendidas, ultrajadas, violentadas para contentar a sus captores. En los países en guerra, donde armas de muerte quitan vidas cercanas mientras llenan los bolsillos de quienes están lejos.
En las aceras por las que transitan los desahuciados del éxito.
En las vidas sin sentido, atrapadas en laberintos de droga y evasión.
Tanto Caín, resentido, indiferente, furioso. Amenazando con poder y con palabras con seguir generando violencia. Esperando privilegios pero sin hacer esfuerzos. Tanto Caín altanero, buscando la forma de sobresalir y brillar, envidiando brillos ajenos. Tanto Caín que prefiere al hermano muerto.

Pero Tú, Señor, sigues tendiendo tu mano. Gritándonos que es posible otra fraternidad. Que la espiral del odio no puede ser el camino hacia ningún lugar.
¿Hay aún esperanza para este Caín vagabundo? ¿Le saldrás al paso en algún recodo del camino, para recordarle que nos creaste para el amor y el encuentro?

(Rezandovoy)