Fraternidad
Contigo, ¿quién no está en casa?
que el cielo es techo común
y la tierra hogar de todos para
hollarla, saltarla, habitarla…
Tenemos la misma piel,
una Sangre nos da vida,
y una esperanza profunda
alienta nuestros sueños:
La paz de quien descansa seguro,
el Pan compartido en mesa común,
la Palabra que cambia en hondura los vacíos,
el amor que es vendaval y calma,
el trabajo en que gastar los días,
la sonrisa de los nuestros (que son tantos),
la sabiduría de los años llenos de historia.
Esperanza de uno
y de todos,
cada vez que se rompe en alguien,
todos morimos un poco,
que no nos hiciste vecinos,
rivales ni extraños,
Nos hiciste hermanos.
(José María R. Olaizola, sj)