El envío de los 72
La mies es abundante y los obreros pocos. Pedidle a Dios que mande obreros al campo. Pedidle que despierte inquietud, pasión, deseo de compartir su proyecto…
Poneos en camino. Hoy. En todos los caminos. Las ciudades. Las aulas. Las casas. Las calles. Las oficinas.
Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. Que sí, que hay mucho lobo, también hoy, mostrando violencia, odio, egoísmo, banalidad… Pero allá os mando a anunciar la buena noticia
No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; No queráis acumular seguridades, títulos, riquezas, talentos… Es una verdad desnuda lo que más puede ayudar.
Cuando entréis en una casa, decid primero: ‘Paz a esta casa’. Cuando habléis, que sea buscando el encuentro.
Cuando haya conflicto, buscad la forma de tender puentes. Cuando haya discordia, elegid el camino de la misericordia. Cuando os pronunciéis en público, en cualquier formato, sembrad la paz
El obrero merece su salario. Y sí, eso os pido, que trabajéis por el Reino, conmigo. Que os dejéis las fuerzas, que pongáis pasión y deis vida en este esfuerzo.
A veces os recibirán bien, y otras veces no os recibirán. Agradeced a quien os reciba, y seguid adelante, sin atascaros con quien no acoja la palabra.
Estad alegres, pero no por el éxito o los logros, sino porque Dios lleva vuestro nombre grabado en su corazón
(Adaptación de lc 10,1-12; 17-20, Rezandovoy)