Decídete
No quieras pelear
la misma batalla
en dos trincheras,
ser luchador en cada frente,
o habitar a ambos lados de una frontera.
No puedes votar y abstenerte.
La puerta no puede estar
cerrada y abierta.
La vela, para arder,
ha de consumirse,
y el amor, o se da,
o se agrieta.
Puedes servir o dominar.
Pero no ambas.
Encrucijadas vitales.
Caminos incompatibles
hacia horizontes diversos.
Sal que sazona o es inútil,
luz que ilumina
o se apaga.
Dios o los ídolos, decídete.
El evangelio no admite días alternos.
(José María R. Olaizola, sj)