Profecía y llamada

Así dice el Señor: Oye, conviértete, vuélvete de nuevo a mí, porque has tropezado por tu pecado. Piensa bien tus palabras, vuélvete a mí, tu Dios, y reza con palabras similares a estas: «Perdona lo que he hecho mal. Acoge mi oración sincera. No pondré más mi confianza en otras fuerzas que no sean tu amor, y no intentaré manipularte. Porque en ti encuentra piedad quien te necesita».
Y entonces yo, tu Dios, curaré tus extravíos, te amaré, no porque lo merezcas, sino porque mi amor es gratuito. No seré un Dios enfadado contigo. Seré para ti como el frescor de la mañana, y haré que florezcas como la semilla que se convierte en flor. Echarás raíz en una tierra fértil. Podrás descansar a mi sombra, como el caminante cansado descansa a la sombra del árbol en el camino. Yo soy como un ciprés frondoso. Mis caminos son rectos, y son fáciles de recorrer para el justo, mientras que el injusto tropieza, a ver si así endereza el rumbo.

(adaptación libre de Os 14,  2-10. Rezandovoy)