Mis manos con las tuyas

Mis manos
solo encontrarán su verdad
si se tienden a los tuyos:
los que no saben
donde agarrarse,
los que no pueden
sostenerse,
los cansados,
los perdidos,
los enfermos,
los extraños,
los no atendidos.

Y cuando ya las sienta frías,
sucias o apagadas de cansancio,
deja que las junte con las tuyas,
y las frote en tu memoria,
hasta ese nuevo encendimiento:
en manos amigas,
en manos de faena,
en manos de compañía.

(Seve Lázaro, sj)