Coloquio de paz
Señor, a veces mi vida está cerrada
como las puertas del cenáculo…
irrumpe en ella con tu Paz.
Señor, a veces mis palabras suenan vacías
y pierden la oportunidad de decirte…
llena mi voz y mi canto de tu Paz.
Señor, a veces mi corazón está pequeño y rígido,
incapaz de latir por lo verdaderamente importante…
inúndalo con tu susurro para que se acompase con el tuyo y se deje afectar.
Señor, a veces mis gestos son fríos y no recuerdan a ti…
abrázame fuerte, en mi debilidad,
para recordar tu modo de ser y hacer.
Señor, a veces mis dudas, mis miedos,
mis desesperanzas, mi cobardía, tapan la voz de tu llamada…
en ese momento, solo tienes que mirarme de nuevo,
y entonces, reconoceré, sin dudar, el camino, el lugar, tu Luz y tu Paz.
(Glòria Díaz)