El cansancio del apóstol

Que no se canse el testigo
de mostrar lo que ha aprendido.
Que no silencien su canto,
que no le venza el hastío
ni le derribe el hartazgo.

A menudo sus palabras
dejarán un poso extraño.
Muchos mostrarán rechazo
cuando apunte, con su vida,
hacia un Dios crucificado.
Que no se rinda el apóstol
por más que tantos elijan
hacer burla de su llanto;
que siga haciendo memoria
por los que ya han olvidado.
(José María Rodríguez Olaizola)