El amigo de siempre

Acampas en mis soledades ocultas.
Caminas en mis arenas desiertas.
Te son familiares mis laberintos.
Conoces mi mirada secreta.
Ya no tocas la puerta que accede a mi «yo».
¡Eres el amigo de siempre!
Solo sonríes,
cuando descubres que encuentro tu huella.
Y yo callo,
pues, ¿qué podría decirle a quien ha poblado mi tierra,
replantado mi viña y allanado mis sendas?

(Julio Portocarrero)