Cuidados

Y me preguntas
y te pregunto:
¿por qué me cuesta
tanto cuidar?
¿Por qué me vivo agotado
en esa responsabilidad?
¿Por qué a dicho oficio
no paro de ponerle disculpas,
relegándolo siempre
al último lugar?

El cuidar exige esmero,
paciencia, mesura,
vigilancia, atención.
No se cuida
sino en la cercanía
y mirando al otro
desde el corazón.

No son los más importantes
los cuidados doctrinales
de nuestros antepasados.
Tampoco lo son los actuales
del autocuidado y la alimentación.

Los cuidados más sagrados
son los que cuidan del otro,
los que curan su herida,
ahuyentan su abatimiento
y acarician su piel.
Son los que por sistema
descuidan el tiempo y la utilidad.

Solo en estos nos encontramos,
y nos vamos volviendo humanos.
Hasta cambiar, ¡quién lo creyera!
formas siniestras y avaras
de vivir, de ser y pensar.

(Seve Lázaro, sj)