Cinco panes y dos peces

Si es que basta muy poco
para llenar los cestos
cuando abunda la gracia.

El eterno drama
tiene que ver
con el cálculo,
con la reserva
y el por si acaso.
Se nos ha instalado
en el alma
la desconfianza,
la sospecha, la supervivencia,
la rivalidad absurda.
La tragedia es que hay
pan para todos, oculto
bajo la pompa y la gala.

Cuando alguien descubre
esta verdad sencilla,
carga desde entonces
con la cara y la cruz;
el júbilo de un bien posible;
la impotencia al chocar
con los muros
erigidos por siglos de temor
e inercia.

Pero, al menos sabe
que nunca estará solo,
en la lucha
por el pan
de todos.

(José María R. Olaizola, sj)