¿De qué nos salvas?

Un grupo de estudiantes me hicieron esta pregunta: ¿Salvar de qué?
¿De qué nos salva Jesús? Si no lo necesitamos, si hay solución para todo.


Del alimento se encargan nuestros padres,
de la enfermedad curan los médicos,
de la soledad los amigos,
de los fracasos se sacan aprendizajes,
de un incendio los bomberos,
del pecado… Dios nos perdona.

Por un momento perdí pie, se me movió el suelo.

¿De qué nos salvas, Jesús?

Sé que no hay una sola respuesta, ni respuestas estándar…
Y voy sabiendo que comporta
no huir, no pasar de puntillas por la vida,
enfrentar el dolor, experimentar el límite,
padecer la burla,
atreverme a gritar: «no entiendo»
y… finalmente postrarse humildemente ante el Misterio.

Atráeme hacia Ti, Jesús de Nazareth,
para que mis búsquedas se orienten hacia Ti.
Y pueda descubrir la dolencia que me paraliza, me enreda, me rompe por dentro.

Acercarme a Ti, Jesús, te lo pido desde lo más hondo de mi ser.
Pon tu mano sobre mi cabeza y viviré.
Mírame y sabré lo que es sentirse salvada por amor.

(María Rita Martín)