La adúltera

Una mirada llena de miedo
se encuentra con ojos implacables.
El pecado pesa con dolor,
el dolor se suma al desprecio.

«Sola, arrepentida, perdida,
pecadora, sucia, condenada».
El machismo actúa sin piedad,
eterna altivez de los infalibles.

Jesús aparece y descoloca.
Ella no se encuentra con un juez,
tampoco ellos ganan un aliado
y Jesús dibuja sin papel.
Llora angustiada.
Quien no tenga pecado,
que empiece.
Manos viejas sueltan las piedras.
Todos se miran, nadie se atreve.

Mujer tampoco yo te condeno.
Sal, vive, ama, no peques más.
Ella camina, perdonada.
Jesús termina de dibujar.

(Javi Montes, sj)