Si quieres venir conmigo

Si quieres venir conmigo, niégate a ti mismo, o dicho de otro modo, no te pongas tan en el centro de todo que no quepa nada más. Afirma a Dios, afirma al prójimo, y encontrarás tu lugar. Carga con tu cruz, como hago yo. La cruz que nace de tomar en serio mi buena noticia. La cruz que es a veces rechazo, a veces conflicto, a veces la impotencia del amor mal respondido. Si lo único que buscas es protegerte, cuidarte, resguardarte de la vida, no vivirás. ¿De qué te sirve esconderte en una jaula de oro, cuando la vida te espera fuera? No te avergüences de mí y de mis palabras, que a veces el mundo será muy cínico. Te llamarán buenista, ingenuo, supersticioso. ¿Qué dirás entonces? Te lo aseguro, mi Espíritu está en tu vida.

(Adaptación de Mc 8, 34-37;9,1) (Rezandovoy)