Desperdigados

Como semillas
lanzadas al aire,
morimos desperdigados
por los meridianos
de la tierra
y los números
del calendario.
Morimos solos, uno a uno,
sin reemplazos.
Morimos
inevitablemente,
como vuelo
que aterriza con sosiego,
o fulminados en la altura.
Pero resucitamos juntos
y al mismo tiempo,
orquestados todos
en el ahora eterno
del Amor.

(Benjamín G. Buelta, SJ)