Dame una mirada limpia

Dame una mirada limpia
sobre los demás,
amplia, acogedora,
sin juicios, arbitrariedades
o etiquetas.
Una mirada profunda,
no de superficie.
Que se hunda
en sus palabras
y en sus ojos
hasta aprenderlos
y quererlos como son.

Dame una mirada
limpia sobre mí,
serena, diáfana, ajustada.
Que no se distorsione
con aires de grandeza,
conformismo o culpabilidad.
Una mirada sin miedo,
que me abra las alas de infinito
y aun herido por la guerra
sin cuartel entre deseos,
me lleve más allá
de mi propio espacio aéreo.

Dame una mirada
limpia sobre ti.
Que te deje ser así, como eres,
apareciendo por sorpresa:
a veces, confirmación,
otras, contraste, otras
pregunta y otras…, silencio.
Y cuando en el misterio de la vida,
no me queden ya labios para rezar,
no dejes que mi fe se achique,
¡Álzala y no la sueltes,
pues sola no sabe andar!

(Seve Lázaro, SJ)