¿Adónde acudiré?

Estoy rodeado de falsas promesas.
Me silba la vida fácil y cómoda de mi sofá.
Me cortejan los placeres que caducan.
Me nubla la seguridad de mis posesiones.
Me invitan a vivir probándolo todo.
Me evangelizan para que sea yo
mi propio dios, mi único centro.
Voces insistentes me repiten:
«Ya te has dado demasiado
y mira lo que has conseguido».

Y ante tantas insinuaciones diarias
para marcharme lejos de ti,
siempre llega tu voz que lo serena todo:
Ven y sanaré tus heridas.
Ven y aliviaré tus cargas.
Ven y te haré vivir una vida llena.
Conmigo nada te faltará.
No te rindas. No desistas. Ven.

Y yo como Pedro te diré:
¿adónde acudiré, Señor, si no es a ti?

(Fermín Negre)