Permanece en mi amor

Como el Padre me amó, yo también te he amado y te amo a ti. Permanece en mi amor. Si guardas mis mandamientos permanecerás en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Te digo esto para que sientas mi alegría profunda, y tu alegría sea plena. Este es mi mandamiento. Que ames y dejes que te amen del mismo modo que yo te he amado. Nadie tiene mayor amor que quien da la vida por sus amigos. Tú lo eres si haces lo que yo te mando. No te llamo siervo, porque el siervo no sabe lo que hace su amo. A ti te llamo mi amigo, mi amiga, porque todo lo que he oído a mi Padre te lo he dado a conocer.
Tú no me elegiste a mí. Soy yo quien te elijo a ti. Y te destino para que vayas y des fruto, y que tu fruto permanezca. Todo lo que le pidas al Padre en mi nombre te lo concederá. Lo único que te pido es que ames y dejes que te amen.

(Jn 15, 9-17, adaptación de Rezandovoy)