Que todos seamos uno

Que todos seamos uno, Padre. Por encima de fronteras y barreras. Por encima de odios y conflictos. Por encima de prejuicios y etiquetas… Que seamos uno, sin que las ideologías, las incomprensiones o los idiomas se interpongan entre nosotros. Que sintamos que el otro es mi hermano, y mi hermana. Que cada corazón vibre, con ternura, al descubrir al prójimo. Que encontremos formas para cuidarnos y ayudarnos, unos a otros, a alcanzar una vida digna. Que todos seamos uno, Padre, como tú, en el amor.

(Rezandovoy, sobre Jn 17, 20-26)