Sueño imposible

Es un sueño imposible,
pero cómo quisiera, Señor,
que me liberaras de ese vivir
bajo el dictado del miedo a los otros.

Y que me dieras el valor
de presentarme ante ellos
sin camuflajes, mimetismos
o momias de verdad,
que solo logran
revestir
con una capa aparente
de eternidad
una vida (la mía, la tuya)
que se descompone
en lo oculto
de la mentira
que tiene que defender.

¡Repítenoslo, Jesús,
una vez más!
«Queda clausurada
la religión del juramento,
de la apariencia,
de la presunción
y del fingir».

Cabalguemos,
sin demora,
en la confianza
total y sin fin de
Dios en mí:
en mi «no, no»
y en mi «sí, sí».

(Seve Lázaro, SJ)