Como un desierto nevado

Nadie podrá saber qué era este sitio, porque ahora tu compasión lo cubre como nieve. Tanta esterilidad, tanta dureza, la fiebre posesiva o la ira homicida... Ya todo tiene el color de tus ojos. Todo lo tiñe, bondad original, tu designio de gloria: vida para la vida verdadera. Un desierto nevado: he aquí mi corazón. (Alberto Núñez, sj)