Sal y luz

¡Levanta la lámpara,
que no se ve bien…!
y mira, que tantos anhelan
descubrir la Belleza.

Tú tienes la llave
que abre esa puerta.

Alza un candil,
que al disiparse las sombras
habitadas por fantasmas,
volverá el baile
a llenar cada rincón,
y se escuchará la risa
que aún atesoramos.

Sazona el plato de cada día
con especias
que no han de guardarse
para uno mismo:
humor,
bendición
y tiempo.

Siempre serás rico
para ser generoso.

(José María R. Olaizola, sj)