¿Soy yo acaso, Señor?
¿Soy yo acaso, Señor?
¿Soy yo quien moja el pan en tu copa
pero no apura el cáliz de tu justicia?
¿Soy yo quien se preocupa de los modos
pero olvida la urgencia del reino?
¿Soy yo quien te entrega
por treinta monedas de plata,
por treinta razones injustas
por treinta sacos cargados de excusas?
¿O soy en cambio quien recuesta el pecho en tu hombro
para sentir el calor del amigo?
¿Soy quien promete no negarte
desde un amor quizás débil,
pero amor al fin y al cabo?
¿Soy quien te unge los pies con lágrimas
y se conmueve con tu ternura?
¿Soy quien te sigue por los caminos,
tú delante, yo aprendiendo?
¿Soy yo acaso, Maestro?
(José María R. Olaizola sj)