Sed

Danos el agua que colma sin ahogar,
que limpia las entrañas
empapa el corazón,
y acuna en lo yermo la vida.

Danos tu pan, que sacia sin hartar
y restaura las fuerzas gastadas;
pan que alimenta la acogida,
el encuentro y la fiesta
al partirse en mesa de hermanos.

Danos tu espíritu que habla sin grito,
hace audaz al cobarde
y libera al cautivo
cuando inspira justicia, libertad, paz.

Danos tu verdad que seduce
sin trampa,
que hace sabio al pequeño
y hace sencillo al sabio,
al afirmar un amor invencible.

En agua, pan y amor inquieto,
en espíritu y verdad.
Tenemos sed de ti, Señor.

(José María R. Olaizola, sj)