Cada mañana

Cada mañana
me sumergiré en Ti,
agua de la vida,
antes de ser vaso,
nutriente en el surco,
juego en la fuente,
sosiego en el lago.

Cada mañana
me afinaré en Ti,
Palabra del Padre,
antes de ser susurro al oído,
discurso en el aula,
anuncio en el viento,
silencio en la escucha.

Cada mañana
me orientaré en Ti,
camino del Reino,
antes de ser paso en la calle,
ruta en la frontera,
pausa en la espera,
salto en el aire.

Cada mañana
me reposaré en Ti
sabiduría encarnada,
antes de ser vigilia en el sueño,
flecha en el arco,
sutura en la herida,
cansancio en tu mano.

Cada mañana
me miraré en Ti,
imagen del Padre,
antes de ser alegría en el rostro,
fuerza en los brazos,
caricia en los ojos,
luz en el barro.

(Benjamín G. Buelta, sj)