Coloquio de Zaqueo
Y así seguimos hoy, como Zaqueo. Necesitamos escuchar tu palabra, Jesús. Que esa palabra sea invitación y llamada, provocación y caricia, pregunta y propuesta. Entonces, tal vez, yo también podré decir, como Zaqueo. Señor, la mitad de mi vida, de mi tiempo, de mi talento, se lo doy a los pobres; a los excluidos de mis mesas; a los que antes quizás he negado el tiempo y la palabra; Señor, también yo he podido herir a otros, con mis palabras, mi desprecio o mi dureza de corazón. Pues bien, a esos les daré cuatro veces más. No sé cómo hacerlo, y yo que me conozco, sé que se me llena el corazón de buenos deseos que luego se apagan cuando tú te alejas. Pero, al menos, con tu gracia, hay que intentarlo.
(Rezandovoy)