Reflexiones de José vendido, camino de Egipto

No lo entiendo. ¿Qué he hecho mal, Señor? ¿Por qué mis hermanos me dan la espalda? ¿Por qué me han vendido, alejándome de todo lo que amo? Yo sólo he compartido con ellos mis sueños, el amor por mi padre, la esperanza en el mundo. Yo sólo he querido vivir, celebrar, y agradecer las cosas buenas. Y sin embargo, no me daba cuenta de que ellos no me querían. ¿Qué puedo hacer ahora? No quiero odiarlos. Por veinte monedas me han vendido. Sus celos les han vuelto ciegos. Me duele su abandono. Me duele su odio. Me duele este mundo hostil, donde los hermanos venden al hermano. Pero me niego a responder a su mal con rencor, a su traición con despecho, o a su ofensa con venganza. Si alguna vez tengo la ocasión de volver a verlos, sólo querré seguir compartiendo mis sueños. Hasta que consigan ver lo que yo veo. Tu sueño, Señor. (Rezandovoy)