30

30 monedas de plata;
30 sacos de razones;
30 gestos de egoísmo;
30 reflejos vacíos.

30 miradas hirientes
30 silencios cómplices;
30 perdones negados
30 ofensas gratuitas.

30 piedras arrojadas
30 mentiras;
30 desprecios
30 objeciones.

30 golpes injustos;
30 veces fallar al amigo;
30 decepciones
30 promesas incumplidas.

Eterna incomprensión
de tu evangelio,
de tu Reino.
Y una pregunta, necesaria,
para no caer en la ceguera
de quien no quiere ver…
«¿Soy yo, Maestro?»

(José María R. Olaizola, SJ)