Mi paz os dejo
La paz nos dejas, sí,
pero no la paz cómoda
de los inconscientes,
ni la paz evasiva
de quien no quiere ver.
No la paz vacía
de una noche sin sueños,
o un despertar sin motivos.
Tu paz, cargada de razones
para plantar cara a los ídolos
y abrazar tu evangelio.
Peleada
en mil escenarios
de tribulación,
al batirnos el cobre
contra la duda,
contra la inercia,
contra el insulto
y la indiferencia.
La paz armada
que canta el poeta.
La paz entretejida
de palabra sanadora
y silencio habitado,
de mañanas de encuentro
y tardes de ausencia,
de emoción, cuando hablas,
y preguntas, si callas.
La paz de los que buscan,
en cada día,
la vida entera.
Esa paz nos dejas.
(José María R. Olaizola, sj)