Coloquio de la soledad

Hermana soledad: tú siempre estás conmigo, siempre me has acompañado. Cuando era más joven, te rechazaba; con el paso de los años, cada vez te siento más cerca de mi, hermana y amiga soledad. ¿Por qué será que eres quien más me ha hecho sufrir en la vida, y sin embargo me haces sentir tan celoso de ti? Cuando entro en mi silencio, siento que tú estás ahí, hermana soledad. Cuando atravieso el desierto de la vida, tú andas conmigo, nunca me dejas. Cuando tengo que desandar el camino, tú lo desandas conmigo. Si busco cobijo en una cueva, de noche, tú te cobijas conmigo. Contigo, hermana soledad, siento la brisa suave y la voz del Señor que me dice, como al profeta Elías: ¿Qué haces aquí? De mi silencio, nace una palabra: Señor, es de noche, busco cobijo, te busco a ti (Pep Baquer, sj)