Creo en el Espíritu

Creo en el Espíritu, que da la fuerza que infunde aliento, que hace que dentro de cada uno resuene el eco de Dios. Creo en el Espíritu, que con el Padre y el Hijo es Dios-en-nosotros. Creo en el Espíritu, lámpara encendida en las noches oscuras, alivio en la hora difícil, viento que empuja cuando fallan las fuerzas. Creo en el Espíritu, sabiduría inmortal que orienta a la gente, que inquieta a los necios, que guía a los pueblos, que mueve a la Iglesia. Creo en el Espíritu maestro de una lengua común construida con palabras de compasión, con frases de justicia, con sentencias de misericordia con proclamas de fe. Creo en el Espíritu, más allá del cansancio, más allá de la muerte, más allá de la duda, abrazo último del Dios de la vida. (José María R. Olaizola, sj)